La pintura es un arte que ha estado siempre presente en la historia de México.
Desde la época prehispánica hasta la actualidad, ha sido un medio de expresión que pone de manifiesto la creatividad del mexicano.
A lo largo del tiempo, se han creado obras que han retratado el pasado, presente y futuro del país.
La historia de México en 10 pinturas
La historia de México se ha narrado en una gran cantidad de pinturas y, por tanto, ha atravesado por distintos estilos del arte.
Creadores como Cristobal de Villalpando, Miguel Cabrera, José María Velasco y Frida Kalho, por mencionar algunos, nos permiten tener un viaje por el arte barroco, la pintura de castas, el impresionismo, el muralismo y el arte naif.
Así, Jesús González Encina, profesor del área de Estudios Creativos en el Tec de Monterrey campus Laguna; nos brinda “una breve pincelada” del patrimonio nacional en CONECTA.
1.- Tlalocan en el Conjunto Arquitectónico Tepantitla, Teotihuacán
La gran ciudad de Teotihuacán conserva en las áreas residenciales frescos que retratan la historia de México antes de la llegada de los españoles.
Entre las obras destaca el mural Tlalocan.
La pintura es una representación del Paraíso de Tláloc, lugar a donde iban a descansar los ahogados, los alcanzados por un rayo o aquellos con una muerte relacionada con el agua.
2.- La Tota Pulchra del Convento Franciscano del Siglo XVI de Huejotzingo, Puebla
Tras la conquista, Hernán Cortes impulsó la evangelización de las nuevas tierras bajo las ordenes monásticas.
Los franciscanos construyeron los primeros conventos de la Nueva Españaen cuyos muros, con intensiones evangelizadoras, se plasmaron frescos en grisalla con temas sacros.
La Tota Pulchra, obra presente en uno de estos muros, deja entrever el fin evangelizador de los españoles en la historia de México.
Este fresco exhalta la inmaculada pureza de María a través de los símbolos que la rodean, bendecida por Dios Padre y flanqueada por Santo Tomas de Aquino y Juan Duns Scoto.
3.- La Anunciación del Convento de Guadalupe Zacatecas de Cristóbal de Villalpando
Con la consolidación del Virreinato de la Nueva España, la iglesia católica ganó influencia y poder.
En los siglos XVII y XVIII se desarrolló un arte barroco con fines evangelizadores.
Entre los pintores novohispanos destacó Cristóbal de Villalpando, autor de La Anunciación del Convento de Guadalupe, Zacatecas.
En la representación se observa la corte celestial, con los nueve coros angélicos, Dios padre y el espíritu santo pendientes de la aceptación de María como madre del Salvador.
4.- De español e india, Mestiza: serie de pinturas de castas de Miguel Cabrera
Hacia el siglo XVIII, por influencia de la ilustración francesa, aparece en la Nueva España la pintura de castas para mostrar las diferentes mezclas de razas del nuevo mundo.
La serie más apreciada en la actualidad es la realizada por Miguel Cabrera.
Aquí no sólo muestra los diferentes tipos raciales, sino que recrea la riqueza de la cultura novohispana: la variedad de frutos, productos artesanales y costumbres.
A continuación te compartimos una de las obras de la serie titulada De español e india, Mestiza.
5.- El descubrimiento del Pulque de José Obregón
Una vez lograda su independencia, México desarrolla un arte que busca generar una identidad nacional hurgando en el pasado.
En la Academia de San Carlos se comienzan a plasmar en lienzos temas del pasado prehispánico.
Una muestra es este cuadro donde Xóchitl, acompañada de su padre Papantzin, descubridor del pulque, ofrecen la deliciosa bebida al rey tolteca Tepalcatzin.
6.- El Valle de México de José María Velasco
El paisajista José María Velasco fue creador de obras que ponían de manifiesto la grandeza de México y sus horizontes.
Una de sus afamadas obras es la del Valle de México, pintado desde el cerro de Santa Isabel.
La obra ofrece de manera sutil una referencia a la nacionalidad, al contemplar en el primer plano un águila con una serpiente que ha emprendido el vuelodespués de haber estado posada sobre un nopal.
7.- Cristo Coatlicue de Saturnino Herrán
A Saturnino Herrán le tocó vivir en un tiempo de grandes cambios en el país, el ocaso del Porfiriato y la Revolución Mexicana.
Pese a su temprana muerte, a los 31 años, produjo obras de gran poder plástico que buscaba exaltar la mexicanidad.
Además, sus obras abrieron los caminos hacia el muralismo como se aprecia en este estudio para el tablero central de su inconcluso mural “Nuestros Dioses”,
En la obra entrega a un Cristo sostenido, alumbrado y fusionado con la diosa madre de los mexicas, Coatlicue, simbolizando el sincretismo religioso y cultural que pervive en nuestro país.
8.- La Epopeya del Pueblo Mexicano de Diego Rivera
Consolidada la Revolución, el secretario de Educación Pública, José Vasconcelos entregó los muros de los edificios públicos a los pintores con el objetivo de educar.
Cabe señalar que esta era una gran estrategia para compartir la historia de México, pues en aquellos años la población era mayormente analfabeta.
Uno de los artistas participantes fue Diego Rivera quien en Palacio Nacional creó la Epopeya del Pueblo Mexicano.
Es esta obra se muestra de manera didáctica y brillante la historia de México, pasando de la época prehispánica hasta la modernidad con un espíritu crítico y una visión pro-indigenista.
9.- La Malinche y Cortés, muro en San Ildefonso de José Clemente Orozco
Orozco es otro de los grandes muralistas de nuestro país. A diferencia de Rivera su estilo tiende hacia el expresionismo, es decir, su pintura es más dramática..
Clemente Orozco participó en la elaboración del primer conjunto de murales realizados en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
La Malinche y Cortés es una poderosa representación del español y el mestizaje, que se sobreponen a la cultura indígena, representada por el joven a los pies del español.
10.- El abrazo de amor del universo de Frida Kalho
El paseo pictórico mexicano de CONECTA concluye con una de las figuras más reconocidas de la plástica mexicana, Frida Kalho.
Su obra mayormente autobiográfica ha tenido un gran reconocimiento internacional. Su accidentada vida, sus padecimientos y su compleja relación sentimental con Diego Rivera han alimentado su fama donde obra y vida aparecen íntimamente ligadas
Un ejemplo es la obra El abrazo de amor del universo, donde Frida acuña en su regazo a Diego su esposo-hijo, el amor de su vida, mientras es abrazada por la tierra, el universo, mientras el señor Xólotl duerme bajo la forma de un xoloitzcuintle.